Publicado el 03/04/2017
La fructosa es un tipo de azúcar que ha estado presente en la alimentación humana por miles de años, naturalmente se encuentra en las frutas, miel y sacarosa o azúcar de mesa (50% glucosa y 50% fructosa). Sin embargo, el consumo ha aumentado alarmantemente a más del 2,100% con respecto a inicios del siglo XX. La razón para este incremento es que desde finales de los años sesenta, la fructosa, comenzó a utilizarse a nivel industrial y ha reemplazado a la sacarosa en muchos alimentos y bebidas por su poder edulcorante, bajo costo, propiedades funcionales, estabilidad y aumento del tiempo de vida útil de los productos.
En 1976 se hizo la recomendación del uso de fructosa en el tratamiento y control del paciente con diabetes mellitus ya que no aumenta los niveles de azúcar en sangre tanto como la glucosa. Sin embargo, las investigaciones actuales no recomiendan el uso de fructosa añadida (es decir, toda aquella que no se encuentra en las frutas y verduras) basados en dos efectos importantes:
Actualmente se estima que el consumo de fructosa es de 70 gramos/día, las guías internacionales sugieren que la cantidad de fructosa consumida no exceda el 12% del total de las calorías del día. Es decir, para una alimentación de 1800 calorías son 54 gramos, los cuales fácilmente se ingieren en dos bebidas gaseosas y un paquete de galletas tipo sándwich; mientras que, si la opción es consumir fruta, esta cantidad se cubre con 15 porciones, lo cual hace mucho más difícil que se excedan las cantidades con alimentos naturales.
Por esta razón, es importante identificar la fructosa añadida industrialmente leyendo la lista de ingredientes; allí puede encontrarse como fructosa, levulosa, jarabe de maíz alto en fructosa, sólidos de jarabe de maiz, isomaltulosa, sacarosa y sucrosa (que no es lo mismo que sucralosa).
En conclusión, el consumo de fructosa industrial en grandes cantidades puede contribuir a efectos metabólicos negativos para la salud y no provee ventajas sobre la sacarosa. Tampoco hay una razón para evitar el consumo natural de fructosa, si se mantiene en el contexto de una alimentación saludable.